
Fue un jueves mi primer día en este país. Mi segunda lección práctica de supervivencia general fué que todas las tiendas tienen la costumbre de cerrar temprano. Así que no me quedó de otra mas que conformarme con comprar pollo frito en una tienda. Eran las nueve de la noche, después de un viaje de casi un día, yo estaba hambriento y no podía ponerme remilgoso. Además, si mi madre, leyera esto, pensaría "remilgoso tu, tu te puedes comer lo que sea" o bien "tú siempre tienes mucha hambre". En fin. Desperté a eso de las 3 de la tarde del día siguiente bastante afectado por el jetlag, y después de reanimarme con un baño, decidí salir en busca de bastimento. Estaba en una ciudad deconocida, apenas si sabía hacía que rumbo caminar, pero arriesgándome a perderme por completo, salí. Aquí podría escribir algo así como el que no arriesga no gana, o alguna de esas frases tan gastadas, pero no es mi estilo. Salí lleno de incertidumbre, con miedo de que me atropellaran en cada esquina (aún a estas alturas a veces no se hacia que lado voltear al cruzar la calle), sin saber realmente a donde iba, y lo mas importante, que aún no me hacía a la idea de que estaba a 10000 kilómetros de mi casa.

No voy a entrar en detalle como fué que llegué a la tienda. El caso es que después de hacer suposiciones y adivinar el camino llegué. Como si fuera lo mas natural del mundo, tomé un carrito que encontre solo, y entré. Mas tarde me dí cuenta de que le había robado el carrito a alguien, y no solo el carrito, sino también una moneda de libra. Y es que aquí hay que hecharle un tostón a los carritos para desengancharlos, claro está que al término de las compras se devuelve.

Al salir iba tan cargado con una colección tan variada de objetos, entre los que se contaban una almohada, sábanas, cobertor, radio, sartenes, platos, comestibles (aquí el lector puede imaginarse mi figura tambaleándose cargando estos implementos), y además estaba lloviendo, así que decidí de nuevo tomar un taxi. Además, aún no sabía utilizar los camiones. Misma operación del día anterior, levantar el teléfono, y pedir un taxi.

No puedo recordar exactamente qué fué lo que compré para comer, pero si puedo recordar lo que no compré. No compré cucharas, tenedores o cuchillos. No compré sal. No compré azucar, y creo que ni siquiera leche. Además al llegar descubrí que el cobertor que había comprado era solo el relleno con una delgada cubierta y que se le debía poner una cubierta encima. Lo que compré pensando eran sábanas y cubierta para el colchón, no lo eran, era precisamente una cubierta para el cobertor y para la almohada. De todas maneras no sirvió para nada, por que las compré tamaño individual, como la cama, y el cobertor era el mas grande que encontré. A la fecha, el cobertor sigue sin cubierta. Y la cama nunca tuvo cubierta. O mas bien, fabriqué una con la que era para el cobertor. Nada se desperdicia.

2 comments:
Jajaja.. que cosas. suele suceder eso de las sabanas, los cuchillos y tenedores.
Pero sobreviviste, no? xD
Bonjour, dark-project.blogspot.com!
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